A veces sueño y sé que estoy en los suburbios de mi mente, en el barrio más sucio, frío y olvidado de la ciudad desarreglada que suponen mis pensamientos. Sé que aunque quisiera no podría despertar, que la noche me engulle y me acuna, y me arropa, y me susurra. Y son amores nocturnos; tóxicos, letales, mudos. Que chillan por mis venas azul clarito, que punzan bajo mi piel cristal, que no puede oír nadie mientras yo duermo, mientras yo me abro en canal, pero parece que duermo.
Me olvido del tic-tac del reloj, del perfume de la almohada, del roce de las mantas sobre mi cuerpo desnudo. De lo placentero del colchón, de mi cuarto. Y me doy a los brazos de mi segunda madre, y quedo suspendido en la nana que entona sólo para mí, sólo en mis pesadillas. Y lloro, sin lágrimas pero lloro, sé que lloro; el alma sólo se hace visible cuando lloras. Sólo desgarra cuando te dejas ir.
Y pierdo la pluma, las ideas, la fuerza, y a mí. Y le sigo la corriente al fingido descanso, a la mentira que dice que he de recibir al día sin las medias lunas púrpuras bajo mis ojos, a esa macabra suposición.
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qué escalofrío.
ResponderEliminarno sé si taparme o que alguien me apriete la mano.
Tengo tantas ganas de llorar...
ResponderEliminar¡Cuánta oscuridad! Y sin embargo, en los trazos de tus letras o incluso en los espacios de tus pensamientos, se encuentra la dulzura más sincera de quien quiere que le quieran.
ResponderEliminarPrecioso.
Miss Carrousel
es como sumergirse en una pesadilla, dejar de sentir y sin embargo seguir sintiendo otro tipo de sensaciones, y no poder escapar... qué horrible.
ResponderEliminar(saludos)
Vaya. Llámame estúpida, pero me quedo con la frase que evoca al "barrio más sucio de la ciudad". Es especial, suena diferente.
ResponderEliminarGracias por escribir. Te he encontrado y por aquí me quedo, si no es molestia.
Con ganas de volver a leerte pronto,
María