Te observo mientras recreas las lluvias de abril con
acrílicos, escuchando música en francés a lo ancho y largo de tu pecho. La
Torre Eiffel de tus pupilas, el Sena en tu sonrisa. Soy la caricia en las
pantorrillas de las niñas que colorean adoquines con sus risas.
Te cuento cuentos cuando le das vida a tus penas, con los
dedos manchados de carboncillo, a los alrededores del panteón familiar. Tu
presencia recita poesía en los lugares más inhóspitos, lúgubres y silenciosos,
haciendo acogedor el frío, el vacío, la falta.
¿Es que no me sientes? Estoy aquí; dando vueltas a tu
alrededor, entre las acuarelas, en el bote de los pinceles. Soy el azul tenue
del agua, el púrpura de la acera que has pintado para mí. La música que sale de
los altavoces, el triángulo y su timbre de ángeles, el coro final. La banda
sonora de la película tan mala de tu viernes noche. ¿Es que no me recuerdas?
Bailábamos en las terrazas, nos amábamos en el zumo de
naranja, en el croissant, en la mermelada de melocotón. Te pedí París, me
hiciste el amor en su idioma. Me enamoré de tus pecas, del músculo rojo
infierno que habita en tu pecho.

Me has recordado a mí cuando hablaba de pArís en las primeras líneas, y me ha entrado la nostalgia en el pecho y la sonrisa se me ha ensanchado, lo echo tanto de menos, y con esta entrada ha aumentado la nostalgia que gracias por haber escrito algo así.
ResponderEliminarMe encnata cómo nos la has dejado, cómo nos llevas a la pArís de tu texto, como nos introduces de una manera tan fantástica entre las calles afrancesadas, con esa Torre Eiffel, ese Sena en la comisura de los labios de aquella mujer que promete (y seguro que es) ser especial.
Te pedí París, me hiciste el amor en su idioma. me has enamorado con esta frase, y por eso te pido que no dejes de escribir.
Crêpes,
abrazos pArisinos,
y batidos de vainilla.
al leer este texto he pensado en seguida en W, y me ha hecho gracia que haya sido la primera en comentar, es como si tuviese un imán para París.
ResponderEliminarnunca he visitado esa ciudad, pero me has dejado con las ganas, he imaginado un montón de colores, he sentido el acrílico en mis dedos y éstos acariciando un lienzo desnudo. me viene el olor a curasanes recién hechos, me apetece uno.
(saludos)
(París. Qué tendrá todo el mundo con París.)
ResponderEliminarLa imagen de ella dando vueltas alrededor de él: de tal musa, tal artista.