Me he bañado en cerveza esta mañana y preservo el sabor amargo y la piel borracha, mis poros brindan al compás de la canción de los noventa que están poniendo en la radio. Tú nunca vistes de blanco y no sé a qué viene ese pensamiento pero vuelve una y otra vez a mi mente, él nunca viste de blanco.
Llega la noche y miro al cielo negro y eres tú y me envuelves. Las estrellas gritan tus secretos y se apagan cuando una parte de ti muere entre alcohol y cigarrillos. Yo me revuelvo en mi cama mientras me devoras, desde las sombras y los recovecos. Mientras me haces el amor y explotan mis orgasmos.
Arañas la piel y aprietas hasta amoratar mis muslos y mi bajo vientre y yo muerdo tu hombro y saboreo tu sangre. Nos embriagamos el uno del otro y te disuelves con el amanecer, dejando las sábanas por el suelo y mi piel dolorida.
El espejo me devuelve unos labios hinchados de sexo y deseo, la barbilla manchada de carmesí y los ojos brillantes del color de la cebada. Mi esencia vertida en la superficie, en el reflejo que late al ritmo de tu ira.
Me fumo el último mientras contemplo el mundo girar y siento tu presencia en el fondo de las alcantarillas y el humo de los coches; tóxico, gris e irónico. Como mi existencia.
El día se reproduce a cámara lenta ante mí y no soy partícipe ni espectador, simplemente estoy entre un punto y otro sin localización exacta ni intención de moverme.
Llega la noche y los cuervos graznan.
Te he echado de menos.

Me ha encantado volver a encontrarte, pero eso ya lo sabes.
ResponderEliminarEse momento, ese justo momento en el que recuerdas y todo se convierte en negro y reencuentro.
ResponderEliminarEsa sensación de después, esa calma, ese 'no necesito más' que hasta duele.
Me ha encantado, jolín, como todo lo que escribes.
Ha sido una alegría verte de nuevo por aquí.
Mientras te leía he sentido tristeza y he sonreído a la vez.
ResponderEliminarHa sido todo un placer.
La noche y su increíble capacidad para desatar todos nuestros instintos básicos, como el sexo, la ira, la rabia... He sentido cada palabra.
ResponderEliminarUn placer leerte,
Yaiza.