24.1.16

Satélites.

¿Sabes, Dean? He sido mucho más que feliz entre tus brazos. He sido la paradoja de la libertad entre tus manos. He sido valiente por aferrarme a ti cuando todo mi ser gritaba que debía irme lejos, muy, muy lejos. 

Vas a decirme que soy estúpida y que no merezco esta mala suerte, la mala suerte que busco en callejones y garitos a tope de gente. Vas a decirme que deje de acostarme con tanto capullo y que vuelva contigo, que has hecho la cena y sacarás el botiquín para curarme las heridas. Vas a decir todo esto con una voz suave y melódica y caería rendida a tus pies si no fuera porque solo sentiré pena y rechazo y me enfadaré contigo y con el mundo porque no eres lo que quiero. No lo soy yo tampoco, no lo es la hiena con cuerpo de hombre que me acecha desde el otro lado de la barra. Me hablarás de amor y cariño y comprensión y me dirán que por qué no, que qué coño estoy haciendo alejándome de todo y de ti, perdiendo a la única persona que ha sabido mirar más allá. 

Lo sé, sé todo esto y algunas cosas más. Sé, por ejemplo, que llorarás al otro lado de la línea telefónica y que yo me clavaré las uñas en la palma de la mano. Sé que mi labio pasará del color pálido al morado porque mis dientes tratarán de sujetar todas las palabras que anidan en mis cuerdas vocales. 
Sé que pensarás en el braille de mi piel, en cuando cerraste los ojos y te diste cuenta de que habían escrito en mí de tal forma, que podías sentir las letras como en el reverso de una hoja. Sé lo que es decir adiós y sé que esto que siento es insano, sé que me arrepentiré y me arrepentiré también si me quedo. 

Voy a gritar tanto que me oirán hasta los satélites, porque ha de saber hasta la muerte que la luna me ha visto llorar, sangrar y aullarle mis pesadillas y mis miedos. Que la costilla que me falta está en la copa del destino y este hueco me absorbe. Han de saber que Selene me ha visto darme la vuelta y ha contemplado mi cuerpo de dentro hacia afuera, llenando de luz y de sombra esta espalda esquelética y estos pómulos hundidos. Le canto sonatas y escribo poemas tristes; me regala su silencio y su solemne presencia. Y ya no me temo más, porque el monstruo hace parte de mí igual que la carne y el fluido carmesí.


3 comentarios :

  1. Me ha dejado el corazón en un puño.
    Ahora me clavaría las uñas en la palma de la mano.
    Gracias por haber escrito esta maravilla♥

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  2. Joder, echaba tanto de menos leerte, y hacía tanto que no te leía que en cuanto me he puesto a leer se me han puesto los pelos como escarpias y he entendido el por qué te echaba tanto de menos.
    No dejes de hacer esto nunca, Trece, porque eres increíble y nos lo demuestras cada vez que te da por teclear.

    un abrazo enorme,
    te admira por encima de todo.
    W.

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  3. Tenemos por costumbre y creencia la de que pensar que necesitamos estar con alguien para tener una mente sana y cuerda. Menuda gilipollez. Se puede perder la cabeza por tantas razones como personas despierten a nuestro lado en la cama cada madrugada.

    ¡Un saludo!

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