Donde duele hay que apretar hasta que salga sangre, dejarla salir sin que cese y mirarte al espejo, es algo así como darte cuenta de que estás respirando y perder el compás, sentir que te falta el aire y que si paras simplemente morirás.
M o r i r á s.
Corre.
Que no lo digo yo, lo dicen los sonidos de pisadas a nuestra espalda, corre, corrámonos, ahora, luego, antes, durante. Y la cantidad de palabras sin sentido que suelto tras el sorbo de ginebra.
Agito la botella y abres la boca para hablar.
-¿Prefieres no pensar en lo que sientes o es que ya no sientes nada?
-¡Lo siento todo!- Media botella de ginebra se precipita sobre el suelo de la cocina.-¡Joder!
Te miro y te digo con los ojos que te agaches, lamas el líquido transparente, mis tobillos, quizás más arriba, quizás más guarro, con amor, de todas formas. Con tu amor sucio y podrido, con tu amor real.
Lo siento todo, por todo, no siento nada. Perdón. Ya me callo, ya me callas, haz algo, no lo hagas. Basta.
B a s t a.

Se me ha puesto un nudo en la garganta y no se me ha desnudado hasta que no he terminado de leer la entrada (o incluso, varios segundos después de hacerlo).
ResponderEliminarGracias por escribir así ♥
abrazos fuertes.
Me gusta como juegas con las palabras, como si fuesen un arma de doble filo y tuvieses el control absoluto sobre ellas.
ResponderEliminar(abrazo)
Tápame la boca, aunque más no sea con un maldito beso...
ResponderEliminarSaludos,
J.