28.12.17

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Ahora sé que vivir también es ese abrazo, esa cerveza importada que te tomas con amigos, la foto tonta al detalle del garito en el que estáis. Ver correr a la gente un veintiséis de diciembre, muertos de frío, pero sonriendo.
También lo son las lágrimas y las caras de cansancio, los gritos de desesperación y los ratos de sentir que la soledad es una losa, a veces, imposible de levantar.
Vivir a veces es ver morir, ver llegar un final, temerlo.
Otras, escapar como se pueda y sonreir pese al dolor en el costado, con los dientes del lobo arañándote el corazón.
Vivir también es escribir textos sin sentido a las once y media del veintiséis de diciembre ya mencionado.
No sé.
No sé.
No sé.
Pero quiero.

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