2.4.15

2:04


Ella cobija una llama.
Un animal hambriento y feroz en sus entrañas, en lo más hondo. Allí donde no llega la luz, ni la risa.
Ella mece la llama y se abre el telón de esta obra macabra.
Y pide que le cobije la carretera, como una madre ardiente, que mezca su piel rabiosa en el asfalto templado por el sol.
Ella adora la llama que resguarda en su pecho.
Y se ríe de su sombra y de tu existencia, porque no recuerda la última vez que necesitó a alguien más que a esa botella y ese par de sobres vacíos.
Ella camina por el escenario con las chispas danzando en esos ojos negros con complejo de acantilado.
E interpreta la función más aclamada de la noche, la de la sala vacía, la del motor en marcha. La de las ganas de salir pitando del teatro. De la risa colándose en tu sistema nervioso a través de los oídos.


Ella acaricia el fuego como al animal herido y recuerda el aire de infierno de esa ruta perdida, entrando por la ventanilla, acariciándole el veneno que es su carne. 

3 comentarios :

  1. ¡Eléctrica al habla! Sí es cierto que te ha quedado algo raro, pero porque con la frase-reflexión que te había tocado me esperaba algo distinto, ¡no porque esté mal!
    Me parece curioso, y la chica que describes muy especial y... ¿perdida en el mundo, no? O más bien es el mundo el que es incapaz de encontrarla a ella. No sé realmente lo que me ha transmitido, ¡pero me ha parecido un texto muy poderoso por algún motivo! Será por la fuerza y seguridad que desprende ella :)
    No he visto fallos técnicos ni de puntuación así que... ¡puntos para ti!
    (abrazos eléctricos.)

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  2. Este escrito es una mecedora entre fuego y hielo y ay... adoro cómo te expresas.

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  3. Cómo te expresas es tan bonito como Megan Fox, lo mismo.

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