Estoy pensando en los posos de
café que residen al final de tus pupilas, en la manera que tienen tus manos de
hacer que me sienta como un mar cálido, apacible, azul.
De mi aliento convirtiéndose en
arena blanca, virgen, inundando tu boca, cubriendo tu piel. De tu presencia
sacudiendo mi centro y mi interior, mis latidos. El temblor de las manos al
intentar escribir esto que siento; esta maraña de rabia y resentimiento, de
disgusto con el mundo y conmigo misma.
De tu ausencia que es la página
en blanco y el perfume tóxico de esta habitación.
De esto que no soy, de esa que ya no está. De todo lo que no sé. De hoy, de ahora. Del rechistar de la hojarasca bajo tus pies.
"De tu ausencia que es la página en blanco", y ese último párrafo me han enamorado. Te ha quedado precioso, y muy real. Muy de imaginarte a alguien soplando estas palabras contra la nuca de otro no-cualquiera, o contra el hueco de la cama que dejó libre, mejor dicho.
ResponderEliminar(abrazos eléctricos.)