Las despedidas siempre duelen, más o menos, en el lado izquierdo o el derecho del corazón, da igual, duelen, escuecen, te hacen pensar en el por qué, en el con quién, en el y ahora qué. Pero a veces son tan necesarias que hasta te sorprendes de lo bien que estás cuando ha pasado tiempo de decir adiós, y no hay intención de volver a susurrar a esa persona cualquier palabra de bienvenida.
Las despedidas siempre duelen, más o menos, en el lado izquierdo o el derecho del corazón, da igual, duelen, escuecen, te hacen pensar en el por qué, en el con quién, en el y ahora qué. Pero a veces son tan necesarias que hasta te sorprendes de lo bien que estás cuando ha pasado tiempo de decir adiós, y no hay intención de volver a susurrar a esa persona cualquier palabra de bienvenida.
ResponderEliminareres arte.
♥
Pero qué infierno, eso sí.
ResponderEliminarSaludos,
J.