Bajo esta lluvia púrpura pienso en el poder de las palabras,
¿Qué ocurriría si no existiese ningún tipo de lenguaje? Me abrazo a la idea de que se sucedería un aluvión de imágenes y símbolos; me encuentro presa y ave libre con ellas.
Son, al mismo tiempo, los barrotes de esta prisión...
y, a su vez, el navío impávido, que surca el océano haciendo frente a la tormenta.
Ya en cubierta dejo que el agua cale mi ropa, pegándose a mi cuerpo como una segunda piel. A lo lejos los cantos de sirena me acunan y calman el ritmo frenético de mi corazón.
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