2025 y no cambiaría ni una sola letra, ni un solo resquicio del amor que anida en tu clavícula.
De sueños no se vive, pero dicen los adictos que el síndrome de abstinencia es peor que un mal colocon, así que me reafirmo, me convenzco; he aquí mi nueva adicción, tú. Una sustancia que inunda mis venas poco a poco, que recorre cada recoveco y en cada uno de ellos planta un sueño. Y ojalá el sueño equivalga a un minuto, para acumularlos todos, infinitamente, y que te quedes a mi lado. Y darme por perdida con la droga que supone esa comisura elevada al final de un beso y el aliento atrapado entre dos bocas en el siguiente.
Da igual barco naufragando, dique hundido, sirena triste, si al final del trayecto estás tú, roca firme contra la que romper mis olas, casa.
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